Neurociencias y Emociones

Aprender a transitar las emociones es un desafío que implica conocerse a uno mismo, aceptar la propia vulnerabilidad y desarrollar estrategias para regular los estados afectivos. Las neurociencias nos aportan evidencia sobre cómo las emociones influyen en nuestro cerebro, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, y también sobre cómo podemos gestionarlas de manera sana y eficaz. Algunos pasos que podemos seguir son:

• Identificar la emoción: Prestar atención a las sensaciones físicas, los cambios en la respiración, el ritmo cardíaco, la tensión muscular, etc. que nos indican qué emoción estamos experimentando. Cada emoción tiene su expresión somática y reconocerla nos ayuda a tomar conciencia de nuestro estado interno.

• Nombrar la emoción: Poner en palabras la emoción que sentimos, aunque sea mentalmente. Esto nos ayuda a reducir la intensidad y la reactividad emocional, ya que activa la corteza prefrontal, el área del cerebro responsable del razonamiento y el control ejecutivo.

• Regular la emoción: Buscar formas de expresar y canalizar la emoción de manera constructiva y adaptativa. Esto puede implicar buscar apoyo social, realizar actividades placenteras o significativas, practicar técnicas de relajación o meditación, etc. La regulación emocional es una habilidad que se puede entrenar y mejorar con la práctica.

Estos pasos no son fáciles de aplicar cuando hemos aprendido desde la cultura a contener o rechazar las emociones, especialmente las negativas o desagradables. Sin embargo, es importante comprender que todas las emociones tienen una función adaptativa y que no hay emociones buenas o malas, sino formas más o menos adecuadas de gestionarlas. Las emociones son señales que nos informan sobre nuestras necesidades, nuestros valores, nuestros objetivos y nuestras relaciones con los demás. Por eso, es fundamental aprender a escucharlas, comprenderlas y expresarlas de manera saludable.

Joe Dispenza es un autor y orador motivacional que se centra en la neurociencia y la meditación. Según Dispenza, nuestros pensamientos y emociones pueden afectar nuestra salud física y mental. Si tenemos pensamientos negativos o emociones negativas, esto puede afectar nuestra salud física y mental. Por otro lado, si tenemos pensamientos positivos o emociones positivas, esto puede mejorar nuestra salud física y mental.

La química del cerebro está influenciada por nuestras emociones y pensamientos. Cuando experimentamos una emoción o pensamiento, nuestro cerebro libera ciertas sustancias químicas que pueden afectar nuestra salud física y mental. Por ejemplo, cuando experimentamos una emoción positiva como la felicidad o el amor, nuestro cerebro libera sustancias químicas como la dopamina y la serotonina que pueden hacernos sentir bien. Por otro lado, cuando experimentamos una emoción negativa como la tristeza o el miedo, nuestro cerebro libera sustancias químicas como el cortisol que pueden afectar nuestra salud física y mental.